sábado, 29 de marzo de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
miércoles, 13 de noviembre de 2013
¿Control de la natalidad?
El clérigo anglicano
Thomas Malthus dio a conocer en 1798 una teoría sociológica revolucionaria.
En su Ensayo sobre el principio de la población sostiene que el crecimiento natural de la población está destinado a ser siempre mayor que el de los suministros económicos.
Con esto daba a entender que la humanidad corría el riesgo de crecer cada vez más en número y tener menos alimentos cada día, con lo que habría millones de muertos por doquier. Decía, por ejemplo, que Inglaterra no podría albergar nunca más de 10 millones de personas; pero, actualmente, tiene más de 50 millones y no hay muertos por hambre como él vaticinó.
En su Ensayo sobre el principio de la población sostiene que el crecimiento natural de la población está destinado a ser siempre mayor que el de los suministros económicos.
Con esto daba a entender que la humanidad corría el riesgo de crecer cada vez más en número y tener menos alimentos cada día, con lo que habría millones de muertos por doquier. Decía, por ejemplo, que Inglaterra no podría albergar nunca más de 10 millones de personas; pero, actualmente, tiene más de 50 millones y no hay muertos por hambre como él vaticinó.
Según sus planteamientos, debería haber un control de la población para evitar que los pobres se pudieran reproducir, pues los veía como una amenaza a la supervivencia de los demás.
Charles Darwin,
al escribir El origen de las especies, aplicó la teoría de Malthus y habló de
la selección natural como una manera de supervivencia de las razas superiores;
creando así una mentalidad racista, cuyos efectos catastróficos se pudieron
comprobar cuando los nazis lo llevaron a la práctica durante la segunda guerra
mundial[1].
Según su opinión, para que la sociedad pueda progresar es preciso eliminar a las razas menos aptas o menos dotadas. Por eso, el título completo de su primera obra, publicada en 1859, era El origen de las especies a través de la selección natural o la preservación de las razas más dotadas en la lucha por la vida.
Escribió: Entre los salvajes, los más débiles de cuerpo o de mente resultan rápidamente eliminados y los que sobreviven, generalmente exhiben un vigoroso estado de salud… Los hombres civilizados entorpecen el proceso de eliminación de los menos aptos: construimos asilos para imbéciles, para lisiados y para enfermos; promulgamos leyes para los menesterosos y nuestros profesionales de la medicina ejercitan toda su habilidad para salvar la vida de cada persona hasta el último momento...
De esta manera, los más débiles de las sociedades civilizadas propagan su debilidad. Y tal obstáculo a la severidad de la selección natural, es manifiestamente absurdo, porque nadie que haya presenciado cómo se crían los animales domésticos puede dudar de que ese obstáculo sea algo altamente dañino para la raza humana[1].
También habla de
que, al no existir el alma humana, pues el ser humano es fruto de la evolución
y selección natural, el matrimonio monógamo es algo artificial y no natural que
debe ser eliminado al igual que los seres inferiores. Sus teorías dieron pie
para el racismo y la eugenesia, eliminando así muchos derechos naturales del
ser humano.
De aquí es fácil
entender las ideas de aquellos seguidores de Malthus y Darwin que no valoran en
absoluto la vida humana y que no consideran personas con los mismos derechos a
todos los enfermos mentales, discapacitados o enfermos. Proponen la
esterilización de ellos como una posibilidad, incluso obligatoria. Y promueven
la eutanasia, el aborto, los métodos anticonceptivos y todo aquello que sirva
para el control selectivo de natalidad.
Para ellos, la vida humana sólo tiene
sentido para gozar y disfrutar. Los únicos valores supremos son el placer y la
calidad de vida. Cuando estos valores no se pueden conseguir, se promueve el suicidio o la eutanasiaC.
Y así, poco a poco, de la eutanasia de los enfermos
terminales, se pasa, como hizo Hitler, a los enfermos mentales y a todos
aquellos considerados económicamente inútiles.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Carta a Nuestro Hijo por Nacer
"Dios es Amor, y el que permanece en el Amor, permanece en Dios y Dios en él."(1 Jn 4,16).
A nuestro regreso de un
viaje que hicimos a finales del mes de marzo, con Luis, tú papá, nos enteramos
que Dios nos había entregado una nueva Bendición para nuestro hogar. Para entonces yo tenía cerca de dos meses de
embarazo. Con mucha alegría le contamos
la nueva buena a tú hermana Valeria (1 año y 5 meses), quien a su manera se
mostró muy contenta. Tal como lo hicimos
con tu hermanita, comenzamos a darte todas las atenciones que necesitabas para
que fueras creciendo sano y fuerte. Al
día siguiente que nos enteramos fuimos con tú papi a Misa en la Iglesia de la Parroquia San Antonio María
Claret, para darle gracias al Señor por tú presencia en nuestras vidas, y al
terminar nos acercamos hacia la
Virgen de la Buena
Esperanza , y te encomendamos a Ella, pidiéndole que desde ese
día te proteja, te llene de bendiciones, y sobre todo te guíe por el camino que
lleva a Nuestra Señor Jesucristo.Mamá, Papá y Valeria.
El 26 de junio, acudimos a
la cita mensual con el ginecólogo, cuando yo tenía 4 meses de embarazo, y era
una cita algo especial porque íbamos a conocer tu sexo. La cita se desarrolló normal hasta cuando el
doctor comenzó hacer la ecografía. Con tu
papi nos comenzamos a sentir nerviosos e inquietos porque el doctor había
cambiado de semblante en su rostro.
Luego de unos minutos nos dijo que algo andaba mal y nos explicó que no
se había cerrado el tubo neural, diagnosticándote “anencefalia” (ausencia de
cerebro). Los dos nos quedamos
desconcertados, jamás nos imaginamos que algo así te podía pasar. Nos explico lo que se trataba el diagnóstico,
indicándonos que los bebes anencefálicos son bebes no viables, y que fallecen
luego de una horas de haber nacido.
El dolor en nuestros
corazones fue muy fuerte, nos sentimos angustiados y nerviosos. Como en todas las citas, nos había acompañado
Valeria, y ella de alguna manera sabía que algo les pasaba a Papá y Mamá. Al terminar la cita el doctor nos dijo que
sea cual sea nuestra decisión, él nos apoyaba.
Al entrar al auto, tu papi y yo nos pusimos a llorar mucho por lo que
estábamos pasando, tratábamos de encontrar una explicación pero no la
teníamos. Ambos necesitábamos estar
cerca de Dios y de la Virgen
y es por eso que decidimos ir a visitar a nuestro director espiritual, de quien
sus palabras nos tranquilizaron, más que nada porque sentimos que era Dios
quien nos la decía y nos hacía sentir que no estábamos solos y que siempre íbamos
a tener la compañía de Nuestra Santísima Madre, la Virgen María y nos ayudo a entender
las Gracias que habíamos recibido.
Así también tuvimos las
Gracias de conversar con otro Sacerdote amigo quien nos dio ánimos, nos habló
sobre el Amor del cual teníamos que llenarnos para ser fuertes y la serenidad y
madurez de la Fe
que el Señor nos quería llevar por medio de la cruz.
En ningún momento, se nos
pasó por la mente la posibilidad de interrumpir el embarazo; al contrario,
nosotros sentíamos que el Señor esperaba de nosotros un “Sí, Padre”, aunque en
ese momento lo que más me angustiaba era no saber como podría soportar el
sentir tus movimientos y el saber que estabas vivo y que al final no te podría
tener conmigo.
A medida que nuestros
familiares y amigos más cercanos se fueron enterando de tu diagnóstico,
comenzamos a sentir la presencia de Nuestro Señor, que se reflejaba en el amor
que nuestra familia y amigos nos entregaban, acompañándonos desde ese día hasta
ahora con sus oraciones. Algunos nos
dijeron que nuestra decisión era un acto de valentía, que era un sacrificio
pero nosotros lo sentimos como un acto de Fe, como una respuesta a ese Credo
que profesamos y que cada domingo lo confirmamos en la Santa Misa.
Al pasar los días y al estar
más tranquilos, comprendíamos que los siguientes 5 meses iban ser días difíciles,
pero con tu papi los hemos vivido tal como unos padres esperan la llegada de
su hijo.
Sólo hubo una cosa que nos preocupaba, el saber que existía la
posibilidad que mueras antes del nacimiento o que suceda al momento de
nacer. Nuestra preocupación era porque
así como lo hicimos con Valeria, queríamos que formes parte de la Iglesia de Cristo, y deseábamos
que recibas el Sacramento del Bautizo.
Desde entonces hemos pedido a la Santísima Madre ,
la Virgen de la Buena Esperanza su intercesión
ante su Hijo, para que nos entregue la gracia de poder tenerte con Vida al
momento de nacer y nos permita poder bautizarte inmediatamente. Estamos llenos de esperanza de saber que
serás parte del “equipo” de Jesús, y mejor aún que jugarás en el equipo
“titular”.
Con tu papi, queríamos que
tengas un nombre por el cual todos te mencionen y que cuando recen por ti,
sepan por quien pedir, es por eso que decidimos llamarte Marcelo Andrés. Tu papi había leído la biografía de Marcelo
Javier Morsella, un joven seminarista argentino del Instituto del Verbo
Encarnado, fallecido mientras cursaba el Seminario, cuya vida fue un ejemplo de
caridad y de Amor por Jesús y la
Virgen , que es lo que nosotros deseamos de Valeria, de ti, y
de todos los hijos que el Señor nos entregue, por eso te pusimos Marcelo. Andrés te pusimos por el Apóstol San
Andrés; quien fue el primer apóstol que
llamó Jesús. Es nuestra ilusión que si
es la Voluntad
de Dios, alguno(s) de nuestros hijos sea llamado a la Vida Religiosa , entonces
sentimos que eres tú el primero de nosotros que has sido llamado por Nuestro
Padre a la Santidad
y a la Vida Eterna.
En los siguientes meses
hemos seguido con nuestras citas con el ginecólogo, entregándote la misma
atención que tuvimos con Valeria. Ha
habido momentos difíciles, de mucha pena y dolor, pero siempre nos hemos
refugiado en Cristo, buscándolo en la Eucaristía , buscando no sólo consuelo, sino
también fortaleza para seguir con esta prueba; pidiendo siempre la intercesión
de Nuestra Madre. Todos los meses muy feliz he ido a consagrarte a Jesús por
María Santísima a través de la
Virgen de la Buena
Esperanza , quien como Ella, junto a José pueden comprender nuestro dolor, ya que ellos
vivieron la dolorosa previsión de la pasión de su Hijo.
Poder explicar lo que
sentimos como tus padres es difícil, es una mezcla de sentimientos, pero que
sobresale siempre el Amor a Dios.
Humanamente no habría palabras para entenderlo, pero todo está en los misteriosos planes de Dios, al que no se le
escapa ni siquiera la caída de uno solo de nuestros cabellos. Por algún motivo que nosotros no entendemos,
Dios te ha elegido Marcelo Andrés para llevarte rápidamente a gozar en el cielo
junto a El y sus ángeles sin necesidad de que pases por las tribulaciones del
mundo. Recuerdo que Marcelo Javier
Morsella decía a Jesús, “Sé que encontrarte es mi camino…..” y el Señor te ha
enviado para que nos ayudes a seguir ese camino, que seamos constante en esa
búsqueda a pesar de que las pruebas sean difíciles, seguros de que esos
momentos El no nos olvida.
Ahora estamos a pocos 8 días de conocerte. A pesar de los dolores físicos, las molestias
propias de un embarazo, el saber que te tengo conmigo, que vives cada día, hace
que el dolor y las molestias no sean nada comparado con el amor que ambos nos
hemos entregado día a día. Con mucha
alegría escogimos el 21 de noviembre para
tu nacimiento, día que se celebra la Presentación de la Virgen María.
Es verdad que el dolor es más intenso en estos días, que los miedos y
las angustias se hacen más fuertes, pero vivimos también con la esperanza de
conocerte, de saber que vamos a compartir contigo, que Valeria te conocerá, y
quizás con la esperanza que Jesús obre un milagro. Nosotros en ningún momento te hemos ocultado,
lo hemos conversado abiertamente a todos nuestros amigos y familiares, y es
nuestro deseo que tu testimonio de vida sea conocido por mucha gente para que
sepan que con Amor y con mucha Fe existen otros caminos mejores que el
abortar. Si en alguna parte del mundo
alguien conoce tú historia, y sirve para salvar a un niño de ser abortado,
entonces, se habrá obrado el milagro que hemos pedido.
Te Amamos...
martes, 5 de noviembre de 2013
Yo también fui feto: Iniciativa "Red de Blogs Pro-Vida"
Yo también fui feto: Iniciativa "Red de Blogs Pro-Vida"
Mensaje de "Yo también fui un feto":
"Hola a tod@s, he decidido llevar a cabo una iniciativa que, espero, nos ayude a conocer y promocionar la causa pro-vida. La idea es crear una especie de red de blogs pro-vida, de modo que los que deseen unirse deberán insertar en sus blogs la imagen que pongo a continuación:"
"A la imagen se le deberá añadir un enlace a esta entrada. Los blogs que se decidan a añadirla deberán dejar su link en los comentarios, junto al país de residencia de su autor, de modo que pueda añadirlos a la lista de blogs pro-vida de más abajo. No se añadirá ningún blog que no incluya la imagen con la dirección a la entrada o cuya temática no sea la defensa de la vida. El objetivo es crear un inventario de blogs dedicados a defender la vida humana, de modo que si alguien entra en uno de los blogs adheridos a esta iniciativa, podrá acceder al listado a través de él y conocer nuevos espacios pro-vida. Al final de esta entrada explico cómo poner el gadget para los que no sepan cómo hacerlo."
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"Hola a tod@s, he decidido llevar a cabo una iniciativa que, espero, nos ayude a conocer y promocionar la causa pro-vida. La idea es crear una especie de red de blogs pro-vida, de modo que los que deseen unirse deberán insertar en sus blogs la imagen que pongo a continuación:"
"A la imagen se le deberá añadir un enlace a esta entrada. Los blogs que se decidan a añadirla deberán dejar su link en los comentarios, junto al país de residencia de su autor, de modo que pueda añadirlos a la lista de blogs pro-vida de más abajo. No se añadirá ningún blog que no incluya la imagen con la dirección a la entrada o cuya temática no sea la defensa de la vida. El objetivo es crear un inventario de blogs dedicados a defender la vida humana, de modo que si alguien entra en uno de los blogs adheridos a esta iniciativa, podrá acceder al listado a través de él y conocer nuevos espacios pro-vida. Al final de esta entrada explico cómo poner el gadget para los que no sepan cómo hacerlo."
Red de Blogs Pro-Vida
Yo también fui feto (España)
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lunes, 4 de noviembre de 2013
EL AMOR CONYUGAL
La vocación matrimonial es vocación al amor; es concretamente uno de los modos en que se vive el amor de caridad, que es “amor de amistad”.
El amor de los esposos es auténticamente amor si respeta la esencia del amor y, consecuentemente, el mandamiento supremo del amor que afecta también al afecto de los esposos. De modo contrario se trataría de un amor aparente, es decir, de una falsificación del amor. Por eso el precepto pertinente al amor conyugal cae dentro del precepto de la caridad: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22,37-39).
Para ser auténtico, pues, el amor de los esposos, ante todo, debe fundarse en el amor a Dios y nunca anteponerse al mismo; y, en segundo lugar, debe respetar ese “modo” indicado por Jesucristo: como a ti mismo. ¿Qué indica esta expresión? Lo explica hermosamente Santo Tomás:
“1º Lo primero es que debemos amar [al prójimo] verdaderamente como nosotros nos amamos a nosotros mismos; esto lo hacemos si amamos al prójimo por sí mismo y no por nosotros. Porque hay que notar tres clases de amor, de los cuales sólo uno es verdadero: el primero es el amor motivado por la utilidad, el cual ciertamente no es verdadero amor; el segundo es el amor causado por el deleite, el cual tampoco es verdadero amor...; el tercero es el amor causado por la virtud; y sólo éste es amor. De este modo no amamos al prójimo por nuestro bien sino por el suyo.
2º Lo segundo es que debemos amar ordenadamente, es decir, que no lo debemos amar más que a Dios o cuanto amamos a Dios, sino exacta-mente como te debes amar a ti mismo. Cantar 2,4: Ordenó en mí la caridad. Y esto lo enseñó el Señor al decir: Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí (Mt 10,47).
3º Tercero, es que lo debemos amar eficazmente. Tú no sólo te amas, sino que procuras dedicadamente conseguirte los bienes y evitar los males. Así también debes hacer al prójimo. 1 Jn 3,18: No amemos de palabras ni con la lengua, sino con las obras y la verdad. Ciertamente son pésimos los que aman con la boca y hieren con el corazón (cf. Sal 27,3; Rom 12,9)
4º Cuarto, que debemos amarlo perseverantemente, como tú te amas perseverantemente. Prov 17,17: El que es amigo ama todo el tiempo, y el hermano se comprueba en las angustias, es decir, el amigo se demuestra tanto en el tiempo de adversidad como en la prosperidad”[67].
El amor de los esposos es auténticamente amor si respeta la esencia del amor y, consecuentemente, el mandamiento supremo del amor que afecta también al afecto de los esposos. De modo contrario se trataría de un amor aparente, es decir, de una falsificación del amor. Por eso el precepto pertinente al amor conyugal cae dentro del precepto de la caridad: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22,37-39).
Para ser auténtico, pues, el amor de los esposos, ante todo, debe fundarse en el amor a Dios y nunca anteponerse al mismo; y, en segundo lugar, debe respetar ese “modo” indicado por Jesucristo: como a ti mismo. ¿Qué indica esta expresión? Lo explica hermosamente Santo Tomás:
“1º Lo primero es que debemos amar [al prójimo] verdaderamente como nosotros nos amamos a nosotros mismos; esto lo hacemos si amamos al prójimo por sí mismo y no por nosotros. Porque hay que notar tres clases de amor, de los cuales sólo uno es verdadero: el primero es el amor motivado por la utilidad, el cual ciertamente no es verdadero amor; el segundo es el amor causado por el deleite, el cual tampoco es verdadero amor...; el tercero es el amor causado por la virtud; y sólo éste es amor. De este modo no amamos al prójimo por nuestro bien sino por el suyo.
2º Lo segundo es que debemos amar ordenadamente, es decir, que no lo debemos amar más que a Dios o cuanto amamos a Dios, sino exacta-mente como te debes amar a ti mismo. Cantar 2,4: Ordenó en mí la caridad. Y esto lo enseñó el Señor al decir: Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí (Mt 10,47).
3º Tercero, es que lo debemos amar eficazmente. Tú no sólo te amas, sino que procuras dedicadamente conseguirte los bienes y evitar los males. Así también debes hacer al prójimo. 1 Jn 3,18: No amemos de palabras ni con la lengua, sino con las obras y la verdad. Ciertamente son pésimos los que aman con la boca y hieren con el corazón (cf. Sal 27,3; Rom 12,9)
4º Cuarto, que debemos amarlo perseverantemente, como tú te amas perseverantemente. Prov 17,17: El que es amigo ama todo el tiempo, y el hermano se comprueba en las angustias, es decir, el amigo se demuestra tanto en el tiempo de adversidad como en la prosperidad”[67].
Consecuentemente, siendo el esposo o la esposa el prójimo más “prójimo” para su propio cónyuge, para ser amado auténticamente debe ser amado con un amor verdadero, ordenado, eficaz y perseverante.
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